Self-Portrait in the Zone of Silence

Homero Aridjis, President Emeritus of PEN International, presents seven poems. Poet-translator and Griffin Poetry Prize winner George McWhirter brings Homero Aridjis to English

Alberto Valdés, Untitled, ca. 1965, mixed media on canvas, 13 1/2 x 13 1/2 in. (34.3 x 34.3 cm), Smithsonian American Art Museum, Gift of David and Susan Valdés, 2013.46.2

 

“Poetry for me has been a living experience. Always poetry has the side of rhetoric, reading the other poets, their poems, but for me it has been a living experience. And especially my poems because when art is kind of autobiographical but a recurring autobiography, never is [all] completely explained. Say, my accident, I come back to it now in my eighties. I come back to this moment like it was yesterday. I have the spirit of the accident…”  Homero Aridjis, from an interview with Pádraig Ó Tuama, Griffin Poetry Prize

 

EDITORIAL NOTE

The following poems are from Self-Portrait in the Zone of Silence (New Directions Books, 2023) by Homero Aridjis. Reprinted with permission from New Directions Books. All images are curated by HTI Open Plaza.

 

EL DIOS

Desde lo alto de la pirámide
miró la música pétrea de los templos.

Las nubes cubrieron de sombras
la selva sucesiva.

Sucedió la tormenta.
Cayeron rayos.

Los turistas corrieron.
Parlotearon loros.

Parado en la pirámide,
el hombre cadavérico,

empapado de verdes,
por un momento fue dios.

En Cobá.

THE GOD

From the height of the pyramid
he followed the stone music of the temples.

Cloud covered the continuous jungle
in shadow.

The storm broke.
Bolts of lightning fell.

The tourists ran.
Parrots chattered.

Standing on the pyramid
drenched in greens

the cadaverous man
was, for a moment, god.

At Cobá.

 

SIEMPRE SUEÑO EN UN LUGAR QUE ES OTRO LUGAR

Siempre sueño en un lugar que es otro lugar,
en un Contepec que no es Contepec,
en un pueblo que no está en los mapas.

La gente que anda por sus calles ya no existe,
llega a sus plazas en trenes de otra época,
cae en sus campos desde otros sueños.

Contepec es más grande que París y Nueva York,
esas ciudades tienen límites y Contepec
es tan pequeño que comienza y termina en el cielo.

El Popocatépetl es una montaña grande,
pero el cerro Altamirano es más alto,
en sus cimas cantan las cuatrocientas voces del azul.

Contepec no tiene mares, tiene un cementerio
de donde parten las almas de los difuntos
en forma de mariposas hacia el vago Norte.

La gente dice que desde la Central de la Memoria
uno puede llegar a pie, a caballo o en coche
a la Terminal del Ego, pero se llega a Ninguna Parte.

Temprano salieron los cronistas con papeles viejos
tratando de rescatarnos del olvido, pero rescataron nada,
la historia está llena de mentiras y sueños cruzados.

Aquel niño flaco, cinéfilo empedernido, decía,
“En ningún cielo he visto una luz como la del cine Apolo
cuando el proyeccionista era yo y la que miraba eres tú.

¿Acaso en algún lado existe un espectáculo como
el de los jaguares de oro que cuando saltan sobre las cimas
de lo oscuro parece que saltan de un sol en agonía?”

Desde su butaca en sombras, el niño se preguntaba:
“¿Qué es ese yo? ¿Qué es ese tú? ¿Qué es ese nosotros?
¿No ves que bajo tierra todos los egos se confunden?”

Así fue que el hombre que soñaba en un Contepec
que no era Contepec al hallarse lejos de sí mismo
vivía el sueño de un yo que ya no era yo.

I ALWAYS DREAM OF A PLACE THAT IS SOME OTHER PLACE

I always dream of a place that is some other place
of a Contepec that isn’t Contepec
of a town that isn’t on the maps.

The people who walk its streets no longer exist,
they reach its squares on trains from another age,
fall into its fields out of other dreams.

Contepec is bigger than Paris and New York,
those cities have limits while Contepec,
so tiny, begins and ends in the sky.

Popocatepetl is a tall mountain,
but Altamirano hill is higher
the four hundred voices of blue sing on its summits.

Contepec has no seas, it has a cemetery
from whence the souls of the dead depart
in the form of butterflies toward the uncertain North.

People say that setting out from Memory Central
you can arrive on foot, horseback or by car
at the Ego’s Terminus but arrive Nowhere.

Early on, the chroniclers came out with old papers,
trying to rescue us from oblivion, but rescued nothing;
history is full of lies and crossed dreams.

That skinny, incorrigible, movie-mad boy said,
“In no sky have I seen a light like the Cine Apollo’s
when I was projectionist and the one watching was you.

By chance does a spectacle exist anywhere like when
the jaguars of gold, leaping onto the peaks of darkness,
appear to leap from the death throes of the sun?”

From his seat in the shadows the boy asked himself,
“What is that I? What is that you? What is this us?
Don’t you see all the egos get jumbled up underground?”

So it was that the man, who was dreaming of a Contepec
that was not Contepec, on finding himself far from himself
lived the dream of an I who was no longer me.

 

LUZ DE INFANCIA

Yo te veía bajar por las paredes
Yo te veía sangrar bajo mi puerta
Yo te veía buscarme desde dentro
Yo te veía pintar azules las montañas
Yo te seguía en los dedos líquidos del agua
Yo te envolvía en tu cuerpo transparente
Yo te abrazaba luz infinita luz inteligente
Simiente lúdica que me hiciste visible

LIGHT OF MY CHILDHOOD

I saw you coming down the walls
I saw you bleed under the door
I saw you searching inside for me
I saw you paint the mountains blue
I followed you on the liquid fingers of water
I swaddled you in your transparent body
I embraced you, infinite light intelligent light
Playful seedling you made me visible

 

Alberto Valdés, Perro Cósmico for Summer, ca. 1981, acrylic on paper, 15 1/2 x 20 in. (39.4 x 50.8 cm), Smithsonian American Art Museum, Gift of David and Susan Valdés, 2013.46.3

 

EL CARACOL

Sólo él se vio a sí mismo reflejado en un charco.
Sólo él sintió el vacío a su alrededor.
Sólo él atravesó los follajes de árboles alucinantes.
Debajo de las losetas corrían ríos de agua dulce.
La ciudad en la jungla parecía un ancestro sin cara.
Un hombre estaba parado sobre un peñasco quemado.
Entre rugidos de monos aulladores oyó la voz del ramaje.
Cuando el sacerdote astrónomo se ocultó detrás del alto
muro de una ceiba milenaria, arañó la tierra,
gateó sobre una roca, se aferró a las hierbas.
El sacerdote cambiaba de lugar, se burlaba de sus ojos.
Hasta que lo sorprendió con su perro Xolo
en un edificio circular. Estaba ciego.
En cuclillas jugaba con las semillas del tiempo,
mientras escuchaba dentro de las paredes negras
la escritura nocturna de los astros.
Al sentir sus pasos, huyó como una sombra.
Él lo siguió, traspuso el umbral del templo
como si traspusiera las puertas prohibidas de sí mismo.
En el centro de una cueva ceremonial
pisó la columna de luz del Sol de medianoche,
que entraba por un orificio en el techo.
El sacerdote cantó una canción para “bajar al sol”.
Y el sol “bajó”. Fue mediodía en la medianoche.
Los ojos de ese sol doraron sus ojos.
Sólo por un momento.
Porque el sacerdote desapareció,
porque los monos aulladores
se hicieron visibles en los árboles.
Y porque fue el alba.

EL CARACOL

Only he saw himself reflected in a puddle.
Only he sensed the emptiness around about.
Only he traversed the leaves of the hallucinatory trees.
Under the flagstones rivers of freshwater ran.
The city in the jungle appeared like a faceless ancestor.
A man stood on top of a scorched crag,
amid the howler monkey roars he heard the voice of the branches.
When the astronomer priest hid behind the high
wall of a thousand-year-old ceiba, he scratched at the earth,
clawed his way onto an outcrop, grabbing hold of the grass.
The priest was changing places, playing tricks on the man’s eyes
until he came upon the priest with his Xoloitzcuintle dog
inside a circular building. The priest was blind,
playing with the seeds of time,
squatting inside the black walls while he listened
to the nocturnal scriptures of the stars.
Hearing his footsteps, the priest fled away like a shadow.
The man followed him, crossed the threshold of the temple
as though through forbidden doors to the self.
In the center of a ceremonial cavern
he stepped into the column of light from the midnight
Sun that entered through an aperture in the roof.
The priest sang a song for “the sun to come down.”
And “down came” the sun. Midday at midnight it was.
That sun’s eyes turned his to gold.
Only for a moment.
Because the priest was no more to be seen,
because the howler monkeys
were becoming visible in the trees.
And because it was dawn.

 

EL OJO NEGRO DE LA TOTALIDAD

El dios jaguar salió del inframundo.
La luz del mediodía se volvió ceniza.
La sombra de la Luna cubrió la Tierra.
El cono blanco del Popo* se tornó humo.
La pirámide del Sol se hizo tiniebla.
El alumbrado público se apagó.
El crepúsculo espectral alcanzó al cielo.
La noche de siete minutos comenzó.
El eclipse del milenio cobró forma.
La corona radiante rodeó al Sol.
Plumas de oro cubrieron el espacio.
El ojo negro de la totalidad miró hacia abajo.
Rojo. Verde. Blanco. Azul.
Unos segundos.
Eso fue todo.

* El Popocatépetl, un volcán activo en el centro
de México.

THE BLACK EYE OF THE TOTALITY

The jaguar god came up from the underworld.
The light of noon turned to ashes.
The shadow of the Moon covered the Earth.
Popo’s* snow-white cone turned to smoke.
The pyramid of the Sun grew dark.
Streetlights went off.
A ghostly twilight reached across the sky.
The seven-minute night set in.
The millennial eclipse took shape.
A shining corona haloed the Sun.
Feathers of gold were spread across space.
The black eye of the totality looked down.
Red. Green. White. Blue.
A second or so.
That was all.

* Popocatépetl, an active volcano in central Mexico.

 

Alberto Valdés, Untitled, ca. 1960, acrylic on paper, 10 x 13 in. (25.4 x 33.0 cm), Smithsonian American Art Museum, Gift of David and Susan Valdés, 2013.46.1

 

NOTICIAS DE LA TIERRA

A Betty
La tarde es clara después de la tormenta.
Lo Santo alumbra la carroña y el clavel.
En las paredes saltan ranas de ojos rojos
como corazones verdes.
En los charcos navegan hojas escarlatas,
y en los ojos hay un naufragio de soles.
Los hombres hacen cada día su laberinto,
y cada día los ratones de la nada se los comen.
Las generaciones futuras nunca entenderán
nuestro actual delirio de destrucción.
Nuestra codicia sin límites destruye todo paraíso,
y después de siglos nos hallamos más pobres.
Caín recorre el mundo con su quijada de burro.
Y Venus cuelga de la Luna como una perla devaluada.
Pero hay un milagro, un pequeño milagro
después de la tormenta: tú y yo
no nos evaporamos en la calle
como las gotas de la última lluvia.

NEWS OF THE EARTH

For Betty
The evening is clear after the storm.
The Blessedness lights up carrion and carnations alike.
On the walls red-eyed tree frogs
leap up and down like green hearts.
Scarlet leaves sail across the puddles
and there, in the eyes, is a shipwreck of suns.
Men make of each day a maze
and each day, mice from out of nowhere eat away at them.
Future generations will never comprehend
our current delirium of destruction—
every paradise, our limitless greed destroys,
and we find ourselves the poorer, centuries after.
Around the globe trots Cain with his jawbone of an ass.
And Venus dangles from the Moon like a devalued pearl.
But there is one miracle, one small miracle
after the storm: you and I,
we don’t evaporate on the street
like drops of the last fallen rain.

 

LA INFINITA MELANCOLÍA DE DIOS

Pienso en la infinita melancolía de Dios,
en el Solitario del universo girando en Sí mismo
en su orbe de paredes azules y tinieblas translúcidas.
En su laberinto de seres y soles,
su Conciencia, nunca dormida nunca despierta,
vela en la eternidad del presente y del olvido.
En el aquí lejos y en el allá cerca escucha la plegaria
del hombre, la canción del océano, las sombras de los astros,
los mundos a medio hacer y las construcciones de lo efímero.
Nadar a contracorriente por el tiempo sin orillas,
sopesar en el espacio la luz irrepetible,
sentir en el vacío el reflejo del Ojo aluzinado, es Su saber.
Crear, es el oficio del Miglior fabbro del parlar eterno,
que nadie escucha, pero todo mundo explica,
que nadie ve, pero en Él todo nace y expira.
El hombre, huérfano de Dios, pedazo de miedo
rodeado de nada, ciego bajo la luz, no puede concebir
el Cuerpo incesante-mente creándose a Sí mismo.
En la cápsula de tiempo en la que estoy metido,
imagino cómo sería ser el Ser que se expande por el universo
en expansión, el Habitante de cada criatura y cada mundo.
El Ojo compasivo, el Ojo consciente-sensible-vivo
que todo percibe, todo piensa y todo siente,
el Ojo más viejo que el Sol, el Ojo que no se cierra.
El Ser de las auroras lúdicas y de las tardes lúcidas,
el Ser que sobrevive a la soledad de Sí mismo,
el Ser que revela y oculta su Misterio.
El Ser, que en el mundo de las criaturas condenadas
a muerte, embarga una tristeza sin razón ni límites;
el Ser Antiguo, el Ser Último, el Ser Presente,
el Cerebro que siente y el Corazón que piensa,
el Morador del agujero negro, esa bilis
que capta lo mismo al Sol en su cenit que en su nadir,
a la abeja en la flor y al quetzal en su extinción.
Me pregunto cómo sería ser Él,
el Ser de la presente ausencia,
el Ser de la Poesía de la existencia,
el Ser que mirándose a Sí mismo
mira en todo cuerpo y toda cosa
la sonrisa infinita de la Luz.

THE INFINITE SADNESS OF GOD

I am thinking of the infinite sadness of God,
of the Solitary one of the universe circling within Himself
in his sphere of blue walls and translucent twilights.
In his maze of beings and suns,
his Consciousness, never sleeping never waking,
keeps watch over an eternity of the forgotten and the present.
In the here far-away and yonder nearby he listens in to the prayers
of men, the song of the ocean, the shadows of heavenly bodies,
the half-made worlds, and constructions of the ephemeral.
Swimming against the tide of time that has no shores,
weighing up the unrepeatable light in space, feeling
out the reflection of the uncanny Eye in the void are His to know.
Creating is the job for the Miglior fabbro del parlar eterno,
who no one hears, but the whole world explains,
who nobody sees, but in Him all is born and expires.
Orphaned of God, man—a smidgeon of dread,
surrounded by nothing, blind beneath the light—cannot
conceive of the Body incessantly creating Itself.
In this capsule of time where I am set, I imagine
how it would be to be the Being who expands into the expanding
universe, the Inhabitant of all creatures and all worlds.
The compassionate Eye, the conscious-feeling-living Eye
that perceives all, is thinking all and senses all,
the Eye much older than the Sun, the Eye that never closes.
The Being of the playful dawns and lucid eventides,
the Being that survives the solitude of His own Self,
the Being that brings forth and hides away His Mystery,
the Being, that in a world of creatures condemned
to die, suffers a limitless and senseless sadness;
the Ultimate, the Age-old Being, the Being Present,
the Brain that feels and the Heart that thinks,
the Dweller in the black hole, that black bile
that sucks the Sun in at its nadir the same as at its zenith,
the bee on the flower and quetzal at its extinction.
I ask myself how it might be to be Him,
the Being of the present absence,
the Being in the Poetry of Existence,
the Being who looking at Himself
in every body and in every thing sees
the infinite smile of Light.


“In his vast oeuvre, Aridjis has produced many works that confront apocalyptic times.”

Carlos Fonseca,
Los Angeles Review of Books


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